¿Sabes si tu piel es sensible?

La vida cotidiana, la radiación, la contaminación y el stress son agentes agresores de la piel para cualquier persona, pero hay quienes sufren consecuencias más visibles.

Las pieles sensibles presentan alteraciones severas en la barrera cutánea, manifestándose en tres afecciones comunes: dermatitis atópica, eccema y rosácea.

Dermatitis atópica: es una hiperreactividad autoinmune que se manifiesta en la piel sensible y también involucra a la mucosa sensible de ojos, nariz y pulmones. Para evitar este tipo de afección, es relevante que vivas en un ambiente libre de alérgenos, eliminando sustancias irritantes, removiendo alfombras, cortinas no lavables, polvo, plumas, peluches, entre otras.

Eccema: Esta alteración de la piel, se presenta como una inflamación del área afectada, causando eritema (enrojecimiento de la piel), escozor, prurito, descamación, sensación de calor y algunos casos hasta dolor.  Se asocia, generalmente, al uso de limpiadores y cosméticos que remueven los lípidos intracelulares. También se observa por el uso de sustancias abrasivas que inducen una exfoliación en la capa más externa de la piel.

Rosácea: Afección cutánea inflamatoria crónica que altera los vasos sanguíneos y el folículo piloso – glándula sebácea en la conocida “zona T”. Las personas que padecen de esta enfermedad, suelen presentar escozor y sensación de quemaduras frente a irritaciones menores y la proliferación de espinillas. Algunas causas que provocan el enrojecimiento de la piel son una dieta alta en aliños, alcohol, alimentos irritantes, exposición al sol, al frío y al viento. También se manifiesta cuando la persona pasa por estados anímicos como el enojo, estrés o vergüenza.

Si reconoces alguno de los síntomas, es importantísimo que visites a un médico para que defina un tratamiento adecuado para ti. Además debes considerar una fotoprotección funcional para pieles sensibles como la que desarrollamos en URBIO. ¿Quieres saber más? Conócenos aquí